Nuestra experiencia en una variedad de industrias permite observar que, mientras muchas empresas utilizan IA en su negocio, casi ninguna cuenta con una estrategia de IA, y muy pocas se plantean integrarla en su Plan Estratégico.
La competición por las presas de caza. Los primeros intercambios comerciales. Las primeras grandes multinacionales. Los intercambios digitales y el mundo conectado. Y, como colofón a éstos, el dominio de la Inteligencia Artificial (IA) sobre las dinámicas competitivas. La historia nos deja claro que la estrategia es igual de ancestral (¡o más!) que el ser humano y que, al igual que éste, evoluciona con su contexto. Y, precisamente, en el contexto actual es innegable que la IA facilita a las empresas nuevas formas de relacionarse con sus clientes, de gestionar sus operaciones, de analizar qué ocurre en el mercado,… enraizando en los negocios hasta pasar de ser una herramienta más del negocio a ser el epicentro de la estrategia empresarial.
Nuestra experiencia en una variedad de industrias permite observar que, mientras muchas empresas utilizan IA en su negocio, casi ninguna cuenta con una estrategia de IA, y muy pocas se plantean integrarla en su Plan Estratégico (PE en adelante) empresarial. En un contexto como éste, se hace imprescindible hacer de la IA la pieza competitiva clave, y disponer de una estrategia de IA integrada en el PE de la empresa, creando lo que llamamos “Plan Estratégico 360” o “PE 360”.
Para dar forma a una estrategia de IA es imprescindible tener en mente:
Mientras que la estrategia de IA nos permite responder preguntas como: “¿Qué oportunidades quiero atrapar con la IA? ¿Cómo puede la IA generar el máximo valor? ¿Cuáles son las prioridades de negocio que puedo responder con la IA?”, es imprescindible que ésta esté estrechamente vinculada a las líneas operativas clave del PE empresarial, pasando a formar parte del mismo de manera natural e integrada.
Mientras una estrategia de IA orienta las iniciativas de IA de la empresa a la consecución de los objetivos del negocio, el PE 360 integra éstas en los ámbitos de aportación de valor como factor impulsor clave. Solo así conseguimos, realmente, competir en un contexto dominado por la IA, siendo una empresa AI-driven con una estrategia empresarial basada en las tecnologías del siglo XXI.
Peter Drucker dijo: “La cultura se come como desayuno a la estrategia”. La cultura traduce cualquier estrategia en acciones y comportamientos que producen los resultados, por lo que es innegable su impacto en cualquier transformación empresarial.
Durante los últimos meses se ha vivido una revolución más que evidente en el ámbito del procesamiento del lenguaje natural. Con asombro hemos visto cómo parece que una máquina es capaz de hablar con nosotros como si fuera un humano, logrando superar con creces el test de Turing.
Los procesos de negocio y de gestión TI se componen de dos elementos clave para su ejecución: la tecnología y las personas.
La inteligencia artificial está transformando el desarrollo de software a gran velocidad.